Si tuviera bigote a lo mejor me harían más caso
Empecé a colaborar con un organismo aquí dentro de la universidad, que se llama Laboratorio de Cómputo de Ingeniería, empecé así como dicen de “esclavita”, porque pues a mí lo que me interesaba era aprender, aprender a estar ahí, ver cómo instalaban, ver cómo metían el servidor, ver cómo metían esto… Entonces, estuve casi dos años prácticamente y después me ofrecieron una plaza de medio tiempo. Y dije “Bueno, pues estoy aquí en la escuela…” – yo no tenía posibilidad de comprar computadora, ni de tener acceso a Internet porque de por sí ya eran caros las cuotas y los libros – “… entonces si me van a pagar y aparte voy a estar ahí con la computadora, para hacer la tarea y eso, ¡pues me quedo!”. Después ya hice el servicio social [480hrs de trabajo en prácticas], y después hubo oportunidad de entrar a una plaza de tiempo completo.
También de manera atropellada, decidí hacer una maestría pero ya mis responsabilidades tanto aquí como en casa no me permitieron continuar. La tuve que truncar, porque después mi mamá también enfermó, y bueno, hubo una situación ahí un poquito complicada…
Sin embargo, bueno, pues hice lo de la maestría, después hubo este chance [oportunidad] de la plaza de tiempo completo por medio de la universidad, porque estaba lanzando su maestría en ciencias, y fuimos como conejillos de indias. Y pensé, “Pues órale, métete ¿no?”. Sin embargo tampoco hubo el apoyo, porque la gente de administrativo, como que valora poco las maestrías de tiempo completo, sobre todo las de investigación. Mi interés en un principio fue sobre la parte de procesamiento de información, mi tesis de licenciatura versa sobre la verificación de identidad de personas. Luego estuve estudiando la maestría en la universidad privada y ahí fue donde ya más o menos entendí lo que era mi interés profesional, lo que yo deseaba en ese momento. Sin embargo, la parte del trabajo me empezó a jalar [estirar, quitar tiempo], esa parte de la administración de proyectos que pues… terminé mi gestión en ingeniería…
En ingeniería laboralmente me dedicaba a ayudar a toda la curricula, a investigar sobre software especializado, a propiciar que los alumnos usaran un AutoCAD o que usaran un MCAD y ver cómo lo podían aprovechar en materias de cálculo, eléctrica y simulación. Entonces yo me dedicaba a investigar, a trabajar, a proponerle a la escuela, a proponerle al profesor, a dar una batería de prácticas enfocadas a la curricula, y me hice experta en esa parte. Sin embargo luego mi jefe que estaba anteriormente en ingeniería, tuvo una promoción, un cambio, y lo trajeron a la Subdirección Tecnológica, y pues me trajeron. Entonces ya me vine para acá, ya había terminado la carrera, hubo chance después de antigüedad y aplicar para que pudiera entrar a la maestría aquí. Y bueno, entré a la maestría en ciencias otra vez, retomar aquello que había dejado, pero fue poco aceptado, porque me demandaba mucho, combinar los horarios con el trabajo… Entonces no hubo ese vínculo, de “¿Por qué tenía que estudiar yo una cosa que no era necesariamente para mi labor?”. Entonces empezaron a minar las cosas y las consideraciones, y tenía que venir más horas a laborar para compensar las que no cumplía, y por otro lado mi labor ya había crecido en responsabilidades…
Actualmente me dedico a apoyar a la Subdirección, primero metiendo esta disciplina de Project Management, de por qué hay que meter un proyecto y todo eso. (…) Cuando estuve acá, estuve como de principio, y fue como de todo lo que quisiste saber y no pudiste, de por qué gastan tanto dinero en los cursos y… entonces empecé a meter digamos las narices en parte de por qué se gasta lo que se gasta en mantenimiento, por qué tenemos contratos de mantenimiento de lo que son las líneas de servidores y todo, y empezar a tratar de documentar, “si estamos gastando tanto, ¿por qué no compras por volumen?”. Entonces ahí fue donde ya me empecé a cohesionar. En esta área voy a cumplir ocho años, y bueno, empezamos primero creando el hábito con mis compañeros, “Te va a servir documentar tu proyecto, para justificar el trabajo que haces”, y los primeros tres años me la pasé dando carpetazos. “Que te voy a dar porque no se comprobó eso”, “No se terminó de pagar eso”, “Que está fallando la red, entonces hay que cambiar el conmutador, la vida útil es de seis años entonces vivimos tirando tiempo extra como nueve años”, “entonces, o se cambian en el próximo año, o el día menos pensado tenemos un colapso”…
Pues me ha tocado estar…, no formo parte del grupo ejecutivo, y no ha habido una discriminación así como tal… Pero sí que principalmente pues no siempre hay esa apertura… Pues siempre le van a dar “no”, en ciertos estratos y en base a ciertas funciones. Yo creo que siempre de alguna forma favorecen a un caballero antes que a una dama, ¿no? ¡Pero bueno!
Cuando estuve en ingeniería sí me llegaron a decir que era joven. En el inter de que mi otro jefe salió del laboratorio de cómputo donde estábamos y ya lo promovieron aquí, yo así como que levanté la mano, como que “Denme chance de entrarle, ¿no?”. Yo ya estaba en la parte administrativa, en la parte académica y dije “Bueno, ya nada más falta jalar la parte administrativa”. Y fui, y dije “propongo esto”, y ahí si me dijeron “No, está usted muy joven, se necesita a alguien que tenga experiencia” – de hecho me llamaban muy singularmente ‘la niña Natalia’, no me gustaba mucho, y además pues sí, como que eras la niña, sí te minimizan. Y bien contradictoriamente, a la vuelta de los años, digo, “Yo ya estoy de este lado, no me dieron oportunidad a mí, pero sin embargo trajeron a una persona que no tenía en ese momento la licenciatura”. Y sí, me llamó la atención, fue mujer, entonces me llamó mucho la atención, dije, “bueno, así sucede…”
Aquí pues no ha habido la oportunidad, y de las mujeres que han estado aquí digamos… quince años, he sido alguien que forma parte del equipo, pero sigo estando en el estatus medio, y me perciben como alguien que colabora, que participa y que está como caballito de batalla, pero no como alguien que esté en una esfera más alta. Y sí me consideran, porque la verdad es que sí me consideran, porque ‘desgraciadamente’ tengo la información, entonces, sí, sí me llama la atención…
Personalmente sí he pasado altibajos emocionales en los que digo, “bueno pues qué pasa, ¿no?”. Y a veces creo que si tuviera bigote a lo mejor me harían más caso…
Independientemente de que aquí se pueda hacer algo, que no lo sé, yo sigo haciendo mi labor. Ya después de que lo meditas y lo asimilas, dices “Bueno ya me di cuenta de que la giro en el tablero”, y ya no te lastima tanto, porque dices “Ya sé de qué la giro [qué rol tengo], ya sé que mi cuadrito es de aquí para acá, y que si consigo un buen padrino…”. Y es que así pasa ¿no?, si le caes bien a la gente… No me ha tocado la verdad, puedo decir de manera categórica, gente abusiva… Pero sí me ha tocado como muchos compañeros que están inclusive más abajo: le trabajan y le trabajan y el sombrerote se lo pone el otro. Entonces dices “Bueno, pues es el jefe, ¿qué haces?”. He tenido malas experiencias de personas que yo inclusive he promovido y que siendo mujeres las propones y ya después te dan el aventón [empujón] y dices “Híjole pues donde estaba parada, si eso me pasa con mi género, ¿qué me va a pasar?”. Pero contradictoriamente, he tenido más dificultades en ese ámbito con mujeres. Con ellos, son hombres y son más francos en el aspecto en que si no la llevan contigo, desde el principio te lo marcan y te los dicen, y con mujeres es un poquito más complicado. Sobre todo si son señoras, lo digo con el respeto de que son señoras que están en estratos más altos, cuándo tratas de conciliar, de concertar, de jalar, ganar tiempo… Desde el punto de vista político son todavía más críticas, más exigentes, más intolerantes y a veces son gente que te tira mucho más que alguien que con toda la razón te dice “Esto no está bien”.
Natalia, 35 anys, Llicenciada en Enginyeria Cibernètica i Sistemes Computacionals, treballadora en Gestió de Projectes de l’Àrea de Tecnologia a la Universitat